lunes, 22 de octubre de 2007

El encuentro.

Y saliendo del edificio, la encontré. Me quedé absorto ante su majestuosa presencia; me abrazó, me besó, me cubrió y me llevó de la mano. Sentí algo extraño en la cabeza pero fué momentáneo. En ese mismo instante sentí un dolor en el pecho, también efímero. No me importaron las dos sensaciones simultaneas. Al dar unos pasos sentí desvanecerme y creí caer. ella me dijo: "no temas", y volvió a besarme con euforia. Nunca la habia conocido, pero eso no me importó, y respondí a sus besos. En un descuido de ella giré mi cabeza y me ví con la frente perforada y el pecho destrozado.

Autor: E. David Montero Morales